Mi cuñada tímida se deja subir el vestido muy fácilmente

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El deseo secreto con mi cuñada. Todo empezó como un juego, una mirada, una sonrisa que decía más que mil palabras. Ella sabía perfectamente lo que hacía al dejarse subir el vestido, provocando con descaro y disfrutando del peligro. La tensión entre los dos era pura lujuria contenida, imposible de disimular. Cuando por fin nos dejamos llevar, el momento fue tan intenso que se sintió como una locura inevitable, donde el deseo mandaba más que la razón. Fue así de fácil se deja subir el vestido mi cuñada, y no solo eso, sino que se abre de piernas y me deja ver ese coño rosado completamente depilado. Uff, eso me pone con la verga más dura que un palo y solo hay un final, follar como dos amantes recién reconciliados; pues le día más verga que amor. Ella solo me confirmó que le gusta la verga y adora que la traten como a una puta.

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