Gemidos secretos mientras mi novio me folla en la casa sola
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La casa estaba en silencio. Todos se habían ido de viaje y solo quedábamos nosotros… en la habitación de al lado, la de mis padres. Me acosté con las piernas abiertas, esperándolo con ganas, sabiendo que no tardaría en meterla hasta el fondo. Sus manos recorrieron mis pechos como si fueran su obsesión, y mis gemidos pronto llenaron el cuarto, suaves pero intensos, tratando de no romper el silencio del lugar. Cada embestida nos llevaba más lejos, más profundo, hasta perder el control en esa cama que crujía con cada movimiento de placer compartido.
30 mayo, 2025