Después de la fiesta, su boca mamando fue mi despertar
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La puerta se cerró con cuidado. Mi hermanastra regresó tarde, con ese brillo travieso en la mirada y la ropa algo desordenada. Sin decir una palabra, me encontró dormido en la sala y deslizó su mano hasta encontrarme. Su lengua comenzó a jugar con mi cuerpo aún medio dormido, hasta que una mamada lenta, profunda y cargada de deseo me despertó por completo. No pude resistirme. La tomé entre mis brazos, la puse en cuatro, y con cada embestida le devolví el fuego que trajo de la calle. Al final, gemía mientras la llenaba por detrás, sonriendo como si fuera su mayor premio.
6 junio, 2025