Vecino negro con verga enorme me folla duro sin compasión
5.707 vistas
Lo llamé con toda la intención de portarme como una puta caliente. Mi vecino, ese negro dotado, llegó rápido y apenas me vio con el vestido verde pegadito y sin tanga, supo que era suya. No esperó ni un minuto: me agarró del pelo y metió su polla enorme en mi boca, haciéndome gemir ahogada de placer. La sensación era intensa, su grosor me reventaba la garganta y yo solo quería más. Me abrí de piernas, lista para que me destrozara el coño como sabía hacerlo. Esa noche fui toda de él, usada y feliz.









